En narrativa todo precisa una motivación. Si mi relato es la historia de amor de dos personajes que se conocen en el supermercado, ¿cómo hago que se encuentren? Hago que a uno se le termine el dentífrico y que el otro descubra, en medio de la preparación de una comida, que le falta un ingrediente esencial. Con eso los dos ganan la motivación suficiente para salir a encontrar el amor de su vida.
De lo contrario, hay dos opciones: o no hay historia o hay una historia en que las cosas pasan porque sí. ¿Qué problema habría con esto último, si en la vida hay cosas que pasan porque sí? Bueno, el problema es que la vida y los relatos a veces se parecen pero en realidad no tienen nada que ver entre sí.
Si escribo un relato en el que los hechos no se desprenden uno de otro, en un sentido traiciono las expectativas del lector. Si el texto a cada paso va a disparar para cualquier lado, no tiene sentido hacer el esfuerzo de seguir la historia, sus detalles, sus lógicas.
Una de las últimas novelas que leí fue Leviatán, de Paul Auster, que trabaja esto de un modo magistral, precisamente a partir de la pregunta de cómo asemejar la causalidad de la ficción a la de la vida.
Frente a una secuencia lineal y directa de hechos como la que puse de ejemplo (me falta dentífrico, entonces voy al supermercado), Auster trabaja con una causalidad difusa. Uno puede identificar ecos de los acontecimientos a lo largo de la vida de los personajes. Algo que le sucedió al protagonista en su juventud (desertar cuando lo llaman a pelear en Vietnam) resuena en un momento clave de su vida adulta (desaparecer de un día para el otro sin avisar a nadie) y a su vez en otro momento decisivo (con intervenciones en la vida pública que denuncian la estafa del sueño americano). Es evidente que los tres hechos están vinculados pero, más que una relación de causa y consecuencia, lo que hay entre ellos es un sentido general de organicidad.
La consigna de esta semana es escribir en una sola página la biografía de un personaje, del nacimiento a la muerte. Si bien no es requisito, es una buena oportunidad para probar esta causalidad no lineal que plantea Auster.
Vamos. Mucha suerte, y a trabajar.
Saludos,
Ariel
PS. Podés encontrar las consignas pasadas acá.