Cuenta la leyenda que Arquímedes descubrió, o al menos entrevió, el principio físico que lleva su nombre sumergido en una bañera. Funciona como mito porque el descubrimiento tiene que ver con el desplazamiento de fluidos y la flotación, pero no sólo por eso.
Woody Allen dice que parte de su proceso creativo incluye una larga ducha de agua bien caliente antes de ponerse a escribir.
Hay algo en el agua que alimenta la creatividad. Pasa al bañarse, pero también al lavar los platos. En momentos más deportivos de mi vida, me pasó mientras nadaba y durante horas de remo en un bote.
El agua relaja la mente, y en particular ese tipo de actividades ponen el cuerpo a funcionar de forma automática y le dan un respiro a la consciencia.
Si uno está nadando no puede hacer otra cosa más que nadar. El sólo hecho de tener las manos mojadas supone el paso intermedio de secárselas antes de ponerse a hacer otra cosa. Mientras tanto, en ese momento, estamos donde estamos, algo no del todo frecuente en la vida cotidiana.
Además hay un cambio de escenario. Nuestros materiales de trabajo son sensibles al agua, así que al menos por un momento los dejamos de lado. El trabajo queda en suspenso.
Relajados, con el cuerpo en automático, cautivo y lejos del lugar donde nos proponemos ser productivos, el yo se disuelve como en la transición de la vigilia y al sueño.
Libre de nuestros azotes, la imaginación discurre, trae, repite, combina, resuelve, descarta, focaliza, encuentra, abandona, descubre: eureka.
Así, volvemos al trabajo renovados, y con suerte también con una nueva idea.
Esta semana te propongo una consigna experiencial. Entrá a Wikipedia, a algún artículo que te interese, o bien a un artículo al azar. Dedicá al menos quince minutos a leerlo y seguir la deriva de sus links internos: ingresá a todos los que te llamen por algún motivo, tanto del artículo principal como de los que se abran a partir del primero. Date un baño. Volvé y escribí un texto.
Mucha suerte, y a trabajar
Saludos,
Ariel
PS
- Además de que es un método que me sirve, me gusta porque rompe el estereotipo de que un escritor es una persona poco afecta a la higiene. Quien quiera justificarse, que mejor se busque otra excusa.
- Si no participás de mis talleres de escritura y querés recibir una devolución sobre tus textos, podría interesarte el Taller Express