26. Los libros sin leer

Hace un tiempo, con unos amigos que escriben hablábamos sobre los libros que cada uno tenía en la biblioteca pero no había leído. La conversación empezó un poco dubitativa, con cautela, hasta que alguien se expuso y después cada uno reveló lo suyo con creciente confianza. Resultó que teníamos sin leer entre el treinta y el cincuenta por ciento de los libros propios.

Claro que la mitad de una gran cantidad de libros es también una gran cantidad, que de todas formas la lectura no es una cuestión acumulativa, y también que la lectura no sólo pasa por los libros de la biblioteca: hay libros digitales, cuentos leídos en la web, hojas sueltas, libros que nos han prestado, fotocopias perdidas, etc.

La cosa es que hubo una especie de alivio al blanquear que todos teníamos un poco de culpa por los libros sin leer. Al mismo tiempo, era una sensación muy del mundo de las obligaciones como para aplicarla a la lectura, que es una puerta a otra vitalidad.

Aparte, la propia idea de “libros todavía no leídos” merece ser cuestionada. Para una porción, vale. Son libros mencionados por escritores que nos interesan, por maestros, por otros libros. Trazan un mapa que me puede interesar recorrer, y como la lectura es sucesiva, en algún momento será el tiempo para ellos.

Sin embargo, en una biblioteca también hay lugar para libros regalados con un dudoso criterio de “esto te va a gustar”, apuestas propias que salieron mal, libros que traen recuerdos odiosos, libros fetiche, libros heredados, comprados por compromiso, libros adquiridos en estados alterados de la consciencia, libros para otro momento de la vida que al final quedaron ahí… Y cuando te querés acordar, pueden ser el treinta o el cincuenta por ciento de tu biblioteca.

Los libros no se tiran, aunque se pueden donar o vender. Por mi parte, después de esa conversación, junté unos treinta y los cambié en una librería de usados por siete que hoy me parece más probable que lea. Y si no los leo, será sin culpa: habré leído otras cosas que me interesaban más.

Esta semana te propongo que escribas una parte de un libro que no hayas leído. No vale googlearlo ni nada. Mucho menos, leerlo. Trabajá con lo que te imagines a partir de lo que conocés. Si es sólo el título y la tapa, apoyate en eso para crear tu versión.

Mucha suerte, y a trabajar

Saludos,

Ariel


PS